domingo, 3 de febrero de 2013

HERMANN WILHELM GORING

Hermann Wilhelm Göring (Rosenheim, 12 de enero de 1893 – Núremberg, 15 de octubre de 1946) fue un destacado político y militar alemán, miembro y figura prominente del Partido Nazi, lugarteniente de Hitler y comandante supremo de la Luftwaffe.


INICIOS EN EL NAZISMO


En 1922 se adhirió al Partido Nazi, tomando inicialmente el liderazgo de las SA como "Oberste SA-Führer". Durante el Putsch de Múnich fue gravemente herido por una bala que le atravesó la pelvis. Ayudados por una familia de judíos, él y su esposa Karin huyeron hacia Austria, en donde los médicos le administraron fuertes dosis de morfina, la cual terminó por ser una adicción de la que Göring dependería hasta 1945. Dicha adicción determinó gran parte de sus decisiones, dándole en muchas ocasiones una perspectiva surreal de pensamiento y tomando asuntos de importancia vital a la ligera. Al regresar a Alemania en 1928, le fue muy difícil ser aceptado nuevamente entre los miembros del Partido y no consiguió recuperar el Comando de las SA, que había sido asignado a Ernst Röhm, su mayor enemigo dentro del nazismo, si bien fue nombrado "SA-Gruppenführer" (Teniente General), rango que mantuvo hasta 1945.
Formó parte activa en la Noche de los cuchillos largos, especialmente en la caída de Ernst Röhm. Fue ascendiendo dentro del partido hasta que, ya en plena Segunda Guerra Mundial, se convirtió en Primer Ministro de Prusia y Ministro de la Luftwaffe. Al frente de ella y en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial consiguió grandes logros, consolidando a la Luftwaffe como uno de los elementos fundamentales en la "Guerra Relámpago" (Blitzkrieg), utilizada como táctica por los nazis y que resultó fundamental en las victorias iniciales de Alemania. Hitler firmó un decreto secreto en que nombraba a Göring su sucesor en caso de muerte; Fue uno de los primeros de una serie de sucesores que pensó Hitler.


CAPTURA Y JUICIO


Al finalizar la contienda, en 1945, Göring es capturado por las fuerzas vencedoras en el castillo que le servía de prisión. Queriendo adoptar el papel de máxima figura alemana, organiza una entrevista con la prensa aliada: incluso quiso ser recibido por el General estadounidense Dwight Eisenhower. No fue tolerado por las autoridades de ocupación y tras un último tratamiento de desintoxicación de morfina, fue juzgado en los juicios de Núremberg por una infinidad de crímenes, entre ellos por crímenes contra la humanidad y conspiración de una guerra de agresión.
Finalmente fue condenado a pena de muerte por la horca, principalmente por ser promotor de crímenes contra la humanidad y también por ser, para los vencedores, una figura prominente del nazismo que se debía erradicar a toda costa de Alemania. Göring, al igual que Wilhelm Keitel, rechazó la muerte por ahorcamiento debido a que esa pena solo se le infligía a los traidores en Alemania e intentó que fuese ejecutado por fusilamiento debido a su alto rango militar, cosa que le fue denegada. Justo a dos horas antes de ejecutarse la sentencia, Göring se suicidó ingiriendo una cápsula de cianuro de potasio el 15 de octubre de 1946. En su celda se encontró una carta en la que aseguraba que había sido el dueño de su propio destino. Nunca se supo cómo llegó el cianuro a sus manos, y es un misterio dada la extrema vigilancia a la que estaban sometidos los jerarcas nazis. Se sospechó de su mujer Emmy y también de haber sobornado a los guardianes.Durante los Juicios de Núremberg, Göring fue el primero de los 24 acusados en tomar el banquillo. Göring además intentó subordinar a los demás convictos intentando erigirse como un líder de ellos, por lo que fue separado del resto. Ya en vías de recuperarse de su adicción drogadicta, demostró estar en sus mejores momentos e intentó rivalizar con la inteligencia del Fiscal Robert H. Jackson, logrando en los primeros días del juicio causar en la prensa una gran impresión de su persona y erigirse como un ideal ario emulando la retórica de Hitler. Por un momento, Jackson pensó en declararse incompetente. Sin embargo, el fiscal poco a poco fue exhibiendo documentos y pruebas gráficas (películas), declaraciones de testigos y finalmente logró poner en jaque a Göring. La prueba más contundente y que finalmente hundió a Göring fue su participación en la llamada Conferencia de Wannsee, en la que se había establecido una aceleración para la Solución Final. Pese a haberse defendido a sí mismo, como también al nazismo y al extinto Führer, las pruebas exhibidas y además reconocidas por el mismo Göring respecto a conspiración, promover acciones para favorecer la guerra y crímenes en contra de la humanidad, fueron contundentes. Al final del juicio, Göring estaba derrotado y solo respondía con monosílabos, verborrea o fingía no escuchar.

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